Se sigue hablando, por estos días, de las consignas radicales. Se habla de la dialéctica radical, de sus tendencias y de su ideología, como si aun hubiera algo de aquel radicalismo vernáculo que nació para enfrentar al conservadurismo. Y en su dirigencia no quedan ni rastros de él.
Fueron muchos los políticos destacados en el radicalismo por su impronta progresista, desde “El Peludo” hasta “don Raúl”, pasando por los “forjeanos” Jauretche y Scalabrini, o por el intransigente Alende y el lento Illia. Nada quedó de la herencia intelectual de todos ellos en la conducción del partido, hoy la UCR está gobernada por la derecha liberal que tiene más que ver con las ideas del “militarista” Ricardo Balbín que con las de su archienemigo, ese demócrata de ley que fue el último bastión de la progresía radical, Raúl Alfonsín, paradójicamente el más nombrado y menos imitado por la conducción partidaria a la hora de hacer política.
En ese contexto no desentonan las declaraciones del ministro de Salud, Julián Dindart, son apenas una expresión más, en línea con las del senador radical Ernesto Sanz, cuando dijo que la plata de la AUH se iba “por la canaleta del juego y de la droga”. Esto, en nuestra zona es moneda de cambio, no solo en palabras, sino también en hechos desde que nos gobiernan los “neoradicales”.
Al decir, con toda naturalidad, que las adolescentes “se embarazan” porque el gobierno nacional les da un “premio” si lo hacen, el ministro no está siendo más vil que su émulo libreño, el director de Salud, Javier Silva, quien a dúo con el director del hospital, Martín Rubio, ordenaron dos días antes a los médicos del San José y de los Caps. que no firmaran las libretas de Anses que les permitían a los beneficiarios de la Asignación Universal cobrar ese 20% que el estado nacional les retiene hasta que puedan comprobar que sus hijos van a la escuela y tienen todas las vacunas puestas. ¿Qué necesita esa gente para cobrar? Las libretas firmadas por un médico, ¿Qué pasa si no tienen esa firma? No pueden cobrar.
Así de simple… si alguien quiere cobrar en tiempo y forma tiene que ir a pedirle “favores” a un dirigente radical.
No es una casualidad que la única provincia que les quede a los radicales para gobernar sea Corrientes, tampoco que a Corrientes la gobierne un mercedeño, todo tiene que ver con todo. Evidentemente el único lugar del país donde la prédica de los radicales residuales aun tiene algún peso específico es en nuestra provincia, que trae en su mochila una extensa historia de gobiernos conservadores, de sometimiento y explotación de un pueblo que es por demás manso y que jamás aprendió a protestar. Mientras que todas las provincias argentinas echaron a patadas al conservadurismo radical del poder, nosotros los seguimos votando… Y en ese sentido hasta pareciera que fuéramos en cierto grado autodestructivos, desde 1973 que la provincia no elige a un gobernador del mismo partido al que pertenece el presidente, siempre “nos” votamos en contra.
A Corrientes la gobierna Ricardo Colombi, y a los correntinos pareciera gustarnos, Colombi nos convirtió en la provincia más pobre del país, en la más atrasada y en la que más inequidades sociales presenta. Pero eso nos gusta, cuanto más inequitativo es el reparto más indigentes tenemos los pobres para discriminar y explotar en nuestro eterno intento por “parecernos” a la oligarquía “segregadora” que tanto nos encandila con sus vacas y su poder.
En el cabotaje podríamos colegir que los mercedeños se mantienen en el poder por ser los “paladines” del conservadurismo provincial, la influencia agroganadera los convirtió en sus principales exponentes. Mercedes solamente le aportó a la política provincial dirigentes ignorantes, representantes del (o sumisos al) poder financiero oligárquico que maneja la provincia desde siempre. Y hablando en términos futboleros, Libres siempre “marcó en zona” a Mercedes, tal vez los mercedeños sean más conservadores y nosotros, por nuestra militarización e influencia mercantilista, un poco más liberales, pero no hay grandes diferencias ideológicas en nuestra clase dirigente. Los hombres y mujeres que nosotros le aportamos a la provincia siempre tuvieron las mismas características que los del “paiubre”, solo que con menos plata. Sean del partido que fueran siempre aportamos mediocres, no hubo jamás una diferencia sustancial en el modo de pensar de un autonomista, un liberal, un peronista o un radical. En tiempos en que la sociedad argentina está partida al medio entre izquierdas y derechas la dirigencia libreña se mantiene más unida que nunca.
Y a eso lo notamos en situaciones como ésta.
Considerando una perogrullada, “el que calla otorga”, muchos nos preguntamos desde hace años por qué razón los dirigentes opositores libreños no salieron nunca a cuestionar duramente los delitos cometidos por Eduardo Vischi, y tal vez sea porque, más allá de lo que digan en voz baja, no estén tan en desacuerdo con la manera de gobernar de nuestro intendente.
En la misma línea podríamos razonar lo acontecido ayer. Muchos nos preguntamos por qué razón los dirigentes opositores libreños no salieron a cuestionar duramente los dichos de Dindart, y tal vez sea porque en realidad se sientan, en mayor o menor medida, identificados con lo que argumentó el ministro de Salud.
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