Como cada año arrancamos la temporada con la misma premisa, analizar la política y contarla como la vemos, intentar decir algo inteligente de vez en cuando, y tomar posición clara, sin escondernos detrás de caretas, de falsas objetividades o de clichés berretas, del tipo de “somos periodistas independientes”. No soy un periodista independiente, nunca lo fui y jamás me interesó aparentar serlo. A diferencia de otros años, arranco éste con la sensación de que las tres derrotas que acumuló el conservadurismo libreño el año pasado fueron un mensaje claro y determinante por parte de una sociedad hastiada de ellos, y con serias intensiones de cambiar de propuesta, más precisamente la sociedad libreña aparenta tener ganas de ser gobernada por una fuerza política coincidente con el gobierno nacional y que de por tierra con este engendro conformado por radicales, liberales, autonomistas y panuístas llamado ECO.
Desde hace 12 temporadas tratamos cada año de renovar los votos con la audiencia para seguir en el mismo camino, tratar de decir las cosas que no se dicen en la mayoría de los programas, o, al menos intentar hacerlo de manera distinta… hurgando, buscando respuestas, pensando y tratando de hacerlos pensar a ustedes, porque uno enciende a la mañana la radio y Mario grita muy temprano “El intendente inauguró una canilla comunitaria en el barrio Catamarca”, más tarde aparece Sergio repitiendo la noticia “El intendente inauguró una canilla comunitaria de última generación en el barrio Catamarca”, después pinta Pepe diciendo con orgullo: “El intendente inauguró una hermosa canilla comunitaria en el barrio Catamarca”, y si te descuidás hasta el “Negro” continúa con el coro: “El intendente inauguró una canilla comunitaria impresionante en el barrio Catamarca”, a la tarde uno pone Zona y ahí va otra vez: “El intendente inauguró una sofisticada canilla comunitaria en el barrio Catamarca”… Pasó todo un día y todos dijeron lo mismo, un título vacío, dictado desde la dirección de Prensa Municipal, leído en cadena por todas las radios amigas, sin importar demasiado lo que ese título representa o cuanta corrupción hay detrás de ese título. A ninguno de ellos les importó descubrir cuál es el costo real de la canilla, averiguar cuánto la facturaron, o demostrar que con la plata que le costó esa canilla al municipio el intendente podría haberle instalado el agua a cada vecino en lugar de ponerles una canilla en la esquina y robarse un vuelto. Y no me importa mucho si ustedes están de acuerdo o no con mi forma de pensar o con mi vocabulario, pero sí me importa que se enteren de lo que pasa, y ustedes, los que me escuchan desde hace años, supongo que lo hacen porque al empezar mi programa la mayoría pensará, “bueno, al menos este no viene a contarme que el intendente inauguró una canilla…”
Para mí eso es el éxito, aunque no haya premios, aunque no sea el periodista mejor remunerado o el más escuchado, saber que ustedes, los que están ahí cada día, estén o no de acuerdo con lo que digo, al menos respetan la honestidad intelectual de éste programa… eso representa en sí mismo “el éxito” que deberíamos buscar todos los periodistas.
Con la misma impersonalidad con la que hubiera anunciado la canilla comunitaria en el barrio Catamarca el coro de adulones presentó el carnaval 2012 como una fiesta popular híper exitosa; y tal vez el carnaval 2012 haya sido el negociado más escandaloso que presenciamos desde que Peteco Vischi asumió en 2005, un negociado que tiene, además, el condimento extra de haber dado por tierra cualquier intento por devolver al carnaval libreño su carácter de popular, el carnaval de este año fue un asalto al bolsillo de los libreños y tal vez el golpe de gracia a la masividad de la fiesta libreña. Los pobres ya no están contemplados, casi no tienen lugar en el sambódromo libreño, y si la clase política no reacciona, y si los periodistas no dejan de responder de manera autista y obediente a las órdenes que emite la oficina de mi amigo Mario Feü, el carnaval va a pasar a ser algo limitado exclusivamente a las clases más acomodadas. Como lo viene siendo paso a paso desde que Peteco metió la cola.
Se estima que este año el municipio rompió todos los records de derroche de plata en traer parásitos mediáticos que nada aportan a nuestro espectáculo, y que son subvencionados con lo recaudado por las entradas cobradas a los verdaderos hacedores del show; no aportan nada sencillamente porque no entienden nuestro carnaval, en lo que supone una contradicción insostenible en la concepción del carnaval libreño, mientras que los que montan el show lo hacen cada vez más parecido al carnaval de Río el intendente gasta cientos de miles de pesos en traer a gente que no tiene ni idea de lo que es sambar, como si esto fuera Gualeguaychú, o Corrientes, donde los ritmos son de cumbia o chamamé y ahí sí baila cualquiera... Sin embargo el intendente insiste en traer gente estúpida al carnaval, mediáticos de segunda categoría por los que pagamos fortunas que ni siquiera aporta el estado, para traer a esa caterva de imbéciles Peteco les saca plata a los actores principales.
Un párrafo aparte para la obscenidad del palco oficial, donde se regodearon los políticos radicales y las ratas afines que, a diferencia de los protagonistas del espectáculo, no pagaron un peso, ni ellos, ni sus familias, ni sus invitados, porque ellos son “seres superiores” y los seres superiores tuvieron la potestad de no meter la mano en el bolsillo en ninguna de las cuatro noches, para gozar de esos lujos romanos tomando champagne por cuenta nuestra, faltándole una vez más el respeto al pueblo que ni siquiera tiene plata para entrar a este carísimo carnaval, y, sobre todo a quienes dan el show y tienen que pagar para entrar a divertir a “la nobleza”, como ocurría en Roma hace 2.000 años. A diferencia, claro, de que en el Coliseo los gladiadores no pagaban la entrada para divertir al emperador y su corte, como ocurre aquí.
Este año se dio una situación inédita en el canal de televisión, una de las conductoras del programa del carnaval, Adriana Loetti figura representativa del carnaval, si es que las hay, se quejó públicamente de haber tenido que pagar la entrada al corso, mientras que a las chicas que el intendente trae desde Bs. As. Les pagan cachét, hotel, comida y le satisfacen cada capricho que se les ocurra. Esta catarsis por parte de Adriana representa un avance en este camino que Peteco emprendió y en el que se está quedando cada vez más solo, porque se nota mucho que esto es apenas un negocio del que roban a cuatro manos sin importarles las comparsas ni la gente.
El carnaval de Libres siempre fue "el hecho” cultural de la ciudad y todo lo que le aportó el “Principito” tiene que ver con la anticultura de la farándula, insertando gente idiota que solamente logra “brillar” en programas huecos como Gran Hermano o el programa de Tinelli.
Peteco se dio el gusto, logró erradicar la pobreza, pero no de la ciudad, la erradicó de los corsos, ahora tiene una fiesta exclusiva para gente como él. Es decir, para idiotas con plata!
Decíamos el año pasado, en tono de caricatura humorística y a modo de hipótesis premonitoria en la presentación del programa, que “llegó un momento en el que todo el mundo empezó a odiar al intendente porque les cobró la entrada a los integrantes de las comparsas”, que esa decisión operó como un efecto dominó, primero lo odiaron los integrantes, por tener que pagar, luego los padres de ellos, y sus novias, y sus novios... Casualmente… o no, el intendente perdió las tres elecciones en las que participó el año pasado, más allá de que el FpV hizo un buen trabajo y que la gente de a pié está hastiada de tanta corrupción, Vischi conoció una derrota que ni Ricardo Colombi ni los intendentes radicales de las otras ciudades grandes conocieron. ¿Alguien cree que haberles sacado el carnaval a los pobres y cobrarles la entrada a los protagonistas del espectáculo no tuvo nada que ver en el resultado electoral?.
Estoy persuadido (diría el viejo caudillo) de que el año que viene los integrantes de las comparsas van a volver a entrar grátis al corso, al intendente la crítica de Loetti le dolió el doble de lo que le puede doler cualquier crítica que le hagamos cualquiera de nosotros, y a nadie extrañe que Peteco interprete su error, cambie de estrategia y pretenda presentar un corso popular utilizando al carnaval para intentar una re-reelección que ni la Carta Orgánica ni la constitución permiten, pero eso… será materia de otra nota editorial!
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