Paso de los Libres (ex) capital provincial del peronismo

La primera semana de marzo sería el tiempo para la interna peronista, todo dice que a nivel provincial habrá fumata blanca y las listas se consensuarán de manera tranquila habida cuenta que Fabián Ríos y “Camau” Espínola buscarán enviar hacia Buenos Aires las imprescindibles señales de unidad que garanticen un buen flujo fondos para ganarle en octubre la elección al gobernador. Los peronistas correntinos tienen claro que si no ganan los próximos comicios será imposible llegar al gobierno dos años más tarde, y es por eso que trabajan inteligentemente cediendo diferencias y buscando acuerdos para asestar un golpe electoral importante en la legislativa que los deje bien parados en pos del objetivo que tienen establecido para 2013, arrancar el sillón de Ferré de las garras del conservadurismo que gobierna Corrientes desde 1976 y se lo pasa de familia en familia desde 1983.
Si bien existe una disputa de poder entre el intendente de Corrientes y el ex senador nacional, en líneas generales el partido parece bastante tranquilo, se supone que la costa del Paraná mantendrá cierta organicidad, pero un par de distritos de la costa del Uruguay, entre los que se destacan el desprestigiado Paso de los Libres y Curuzú cuatiá, (donde la pelea entre Rubín y Barrionuevo no parece zanjarse) podrían terminar en internas duras, con la diferencia de que mientras en la ciudad bicentenaria la puja no afectaría la construcción electoral, en Libres, todo indica que, sea cual sea el resultado, nada cambiará respecto a procesos anteriores y el destino es de ruptura y fracaso.
Los peronistas locales siguen todos peleados y enfrentados entre pequeños grupetes de dos o tres dirigentes de medio pelo, con lo cual podría ocurrir que se armen tres y hasta cuatro listas para pelear por la presidencia del partido, y esto magullaría, una vez más, las pretensiones de conseguir un buen resultado electoral -en las generales- que entusiasme a los dirigentes correntinos que ya no saben que hacer con tanto incapaz con ínfulas que abunda en el PJ de nuestra ciudad. Los popes provinciales no quieren ni mirar a Paso de los Libres, saben que aquí el PJ hace años no tiene un líder natural que pueda alinear a la tropa y erigirse en candidato a intendente y eso, en un partido verticalista como el de ellos, mina cualquier posibilidad de hilvanar un proyecto serio.
¿Por qué suponer que sea cual sea el resultado de la interna el futuro del PJ será el mismo? Porque los que conducen las diferentes líneas en realidad no representan a nadie. Hay apenas uno o dos dirigentes que buscan construir mirando al gobierno nacional y sumar para el proyecto provincial, el resto se revuelca en la misma falta de ideas de siempre, en realidad no es falta de ideas, casi todos convergen en una… “quiero la mía”.
Es interesante lo que propone Alberto Yardín, una construcción amplia de poder kirchnerista, obviamente que en derredor del justicialismo, pero incluyente de todas las fuerzas populares que apoyan al gobierno nacional, claro que orgánicamente cada partido deberá resolver sus candidatos puertas adentro, pero la construcción general debería darse en ese sentido si se le quiere ganar la elección de medio tiempo a un radicalismo que, a esta altura, parece invencible. Pero ocurre que para eso se requiere de gente inteligente y con verdadera vocación de poder y el PJ de Libres adolece de cuadros políticos. Cualquiera de los dirigentes, o al menos su mayoría, canjea un puesto para sí por una construcción colectiva sin siquiera sentirse un poquito culpable.
Parece un hecho que un peronista será gobernador de la provincia en 2013, pero el PJ de Libres no podrá llegar al sillón de Di Tomaso sencillamente porque como a la mayoría de los partidos, al PJ libreño lo digita Peteco, el intendente radical maneja con la billetera a Cacho Garavano y a Sebastián “Conducción”, y con eso, más algunos punteros, le mete una cuña a la unidad partidaria, poniéndola cada vez más lejos y más cuesta arriba. Dicen que quieren gobernar la ciudad y ni siquiera son capaces de gobernar una radio del estado, que opera como una “tapadera” más de los delitos cometidos por el intendente Vischi y el gobernador Colombi.
Si el resto de la dirigencia local fuera inteligente podría ganarle la interna al sector impulsado por Peteco creando un núcleo duro que resista a los “delegados radicales” que disputarán la interna, y sea capáz de construir transversalmente para enfrentarlo de igual a igual (al intendente) en las urnas en el próximo turno electoral, pero no lo son y probablemente terminen repitiendo la performance del año pasado cuando apenas lograron superar el 10% de los votos al tiempo que el kirchnerismo provincial, basado en el PJ, pero acompañado por casi todo el campo popular correntino, generaba un notable triple empate con los primos “dueños” de la provincia, superando el 30% de las preferencias correntinas.
Es tal la miopía del PJ libreño que sus dirigentes van a permitir que la escasa oposición salga al ruedo dividida y el radicalismo les vuelva a juntar la cabeza a todos. Seguramente para la general terminará habiendo dos listas kirchneristas, una del PJ y la otra del Partido de la Victoria, con los mismos candidatos nacionales y provinciales (aunque se espera que Ricardo adelante las elecciones) y diferentes candidatos locales.
Basta recordar que de no haber sido por la miserable cooptación de votos libreños Fabián Ríos hubiera estado en segunda vuelta y tal vez hoy sería gobernador, si Libres hubiera votado en sintonía con el resto de la provincia hubiera aportado 5.000 votos más de los que aportó y con mucho menos que eso Ríos hubiera peleado en octubre con Ricardo Colombi.
Es evidente que los peronistas libreños no tienen vocación de gobernar, se sienten sensiblemente disminuidos frente a un intendente que ocupa toda la escena política e interiormente saben que no convocan a las bases, de las cuales el 75% hace más de una década vota, alternativamente, al Panu o al radicalismo, y entonces cada uno de ellos se dedica exclusivamente a jugar la personal, todos buscan salvarse en lo económico y miran a la política solo como a una herramienta para ese objetivo.
Tal vez cuando el último dirigente peronista libreño consiga un carguito nacional o provincial podrá pacificarse el partido.
El distrito que -según la dirigencia local- supo ostentar el título de “capital del peronismo correntino” es gobernado desde hace tres periodo por otros partidos, hace más de un lustro que el PJ libreño no consigue un legislador provincial y no hay un solo indicio de que eso vaya a ocurrir en un futuro cercano, los dirigentes provinciales no vienen a Libres ni siquiera para entregar los planes o las obras que se realizan con fondos nacionales y este escriba no tiene memoria de que algún funcionario, de rango, del gobierno nacional haya visitado nuestra ciudad en los siete años de la era K. Esas son señales más que elocuentes de cómo es tenido en cuenta el peronismo libreño, que a un año de la elección sigue celebrando como si fuese un triunfo el tercer puesto obtenido en la última elección y sus dirigentes continúan hablando en los púlpitos con la soberbia de los ganadores.
El PJ libreño sigue siendo un partidito disperso y sin aspiraciones, la mayoría de sus dirigentes continúa pergeñando pequeñas derrotas en lugar de trabajar mancomunadamente con otras fuerzas para construir un gran triunfo y al que intenta hacerlo lo miran mal, lo ningunean o lo acusan de traidor; e incluso buena parte de ellos aparece por estos días embanderado tras la billetera del “surfista” Camau Espínola, postergando, por plata, la figura de Fabián Ríos, a todas luces (y mirando a todos los partidos) el dirigente político más capacitado para gobernar la provincia; y si no se despabilan, si no entienden que tienen que construir de manera más amplia y generosa, van a seguir “pagando” en las urnas, como lo vienen haciendo desde hace años.
Y en ese escenario Vischi seguirá sumando para sí los votos que otrora supieron ser propiedad exclusiva de la boleta que llevara impresa la fotito de Perón.