Se eligieron las nuevas autoridades del Concejo Deliberante para el período 2011, Marcelo Cuevas fue reelecto (algo poco usual) contrariando la indicación del “Jeque comunal” Eduardo Vischi, en el sentido de que en el año electoral quería que el cuerpo legislativo fuera comandado por alguien de su más íntimo riñón para, por sobre todo lo demás, no correr riesgos en la evaluación legislativa del balance del Carnaval municipal. Peteco apuesta fuerte a esa fiesta y es consciente que algún escollo en la aprobación de los números repercutiría negativamente en la campaña. Pero las cosas no salieron como esperaba y sufrió una absurda derrota. El intendente perdió por no entender que de todos modos ganaba.
Los radicales no saben perder
Luego de varias semanas en las que abundaron las “amenazas”, los “aprietes” y las “operetas” se impuso el criterio de la oposición de impedir que el intendente “designara” al presidente del concejo, como venía haciendo los últimos cuatro años. Cebados por los repetidos triunfos los radicales intentaron por todos los medios y hasta último momento torcer el destino, y para ello no escatimaron fuerzas; concejales, periodistas y hasta el propio intendente fueron parte de una campaña feroz que, hasta ahora, nunca se había dado en esta administración, pues nunca se había puesto en duda una indicación dada por Peteco.
El radicalismo intentó por todos los medios impedir que Cuevas coronara, pero la unión que mostraron los “aliados” y una correcta lectura política por parte de la oposición hicieron que fuera imposible negociar con ese broquel de siete concejales que ya llevaba más de una semana sellado. Y la frustración oficialista se vio reflejada en el recinto, al que, a pesar de que habían asegurado lo contrario en los medios, no entró un solo radical en lo que se observa como uno de los peores errores políticos del intendente, quien, al impedir la presencia de todo el oficialismo intentó deslegitimar la investidura de la persona que fue capaz de mantener el equilibrio legislativo que le permitió a él gobernar sin sobresaltos durante todo el año.
Lo que sea por un sillón
Fueron varios los intentos y no todos fueron lícitos en términos políticos. Hubo aprietes, pases de factura, amenazas de desfinanciamiento del concejo y hasta ofrecimientos de dinero por un voto. A último momento ya cualquier cosa valía para evitar que Cuevas fuera reelecto, y le ofrecieron la presidencia al único de los concejales aliados que jamás rompería con la palabra dada, Juan Carlos Rodríguez. Perdieron la línea intentando romper el bloque, pero todos los intentos fueron infructuosos y en un año en que el intendente deberá adelantar las elecciones para no pasar vergüenza frente al Kirchnerismo, al concejo lo volverá a presidir un kirchnerista.
Si bien esta dolorosa derrota sufrida por el intendente no le reportará grandes pérdidas políticas en lo inmediato, queda claro que la tozuda actitud abrió algunas grietas en la alianza que mantiene con los concejales no radicales. Todo indica que las declaraciones realizadas por Griselda Alegre frente a los micrófonos del “canal oficial” ponen a su relación con el presidente en un punto del que les costará retornar, la derrotada odontóloga, sin más ni más, lo trató implícitamente de traidor y esas cosas no suelen perdonarse en política.
Alegre “recargada”
Un párrafo aparte para la doctora Alegre, quien desde hace más de un año pretendía la presidencia del concejo intentando emular a Nidia Vivas y así catapultarse a la lista de diputados provinciales en 2011. Evidentemente la imposibilidad de seguir los pasos de Vivas le movió el piso, y como suele ocurrirle habitualmente en estos casos, perdió la calma. Y cuando en política se pierde la calma se termina perdiendo todo.
Pero no todos los palos fueron para el presidente, en su profundo dolor Alegre no solo se detuvo a tildar de traidor a Cuevas sino que además trató (siempre implícitamente) de estúpido a su compañero de bancada Julio Cazarré, por haber firmado la convocatoria “sin saber lo que firmaba”, algo que nadie con dos dedos de frente podría llegar a hacer llegando a su sexto año como concejal en la primera semana del mes de diciembre.
Lo que viene, lo que viene…
Es difícil predecir el futuro de este concejo pues, como era señalado párrafos arriba, a estos radicales no les gusta perder a nada, no están acostumbrados a la derrota y en esos casos, al llegar duelen el doble. Entre los menos equilibrados las declaraciones suelen ser imprudentes y terminan por hacer mella en las relaciones pautadas de antemano, además de las acusaciones y adjetivaciones realizadas por la presidenta de la bancada radical hubo un párrafo público que caló hondo en algunos aliados: “La alianza no fue productiva…” lanzó Alegre ante la requisitoria periodística sobre el futuro de la sociedad con el cuarteto de aliados, y eso generó dudas en algunos concejales que al término de la mañana se preguntaban, ¿“Para quién no fue productiva, si le votamos todo lo que necesitaron durante todo el año”?.
El faltazo de los radicales a la sesión pone un manto de sombras a una relación que hasta aquí había sido armoniosa entre el intendente y sus cuatro aliados, tanto Cuevas como Rodríguez (vice primero) admitieron sentirse “tristes” por la decisión tomada por Peteco de desairar públicamente a las autoridades electas anoche. Aunque más que tristes se los notaba furiosos por lo que consideraron una falta de respeto del “Jeque comunal” hacia quienes le sostuvieron el gobierno con sus votos, muchas veces poniendo en riesgo el prestigio, durante todo el año que está llegando a su fin.
Si el intendente hubiera repetido lo andado el año pasado estaríamos en presencia de un nuevo acuerdo que sellaría el silencio parlamentario que reinó durante todo 2010 frente a cada irregularidad denunciada en algunos pocos medios que se preservan de la billetera comunal, pero le ganó el orgullo y no resistió a que alguien le dijera que no y lograra refrendar ese “no” con mayoría en el recinto.
Peteco se ganó a sí mismo, o tal vez sea más correcto decir que fue derrotado por su personalidad, por una de ellas en realidad, la peor de todas, la más soberbia. Y esa derrota que se inflingió a sí mismo le costará cara si es que pretende retomar una alianza que hoy tambalea y que fue la que le permitió llegar hasta aquí. Este fue su mayor acto de estupidez política en los cinco años que lleva gobernando, y paradójicamente tiene estrecha relación con su mayor acto de lucidez, pues acaba de poner al borde de la ruptura a una sociedad que le permitió reelegirse con toda comodidad hace poco más de un año y le dio carta blanca para gobernar.
La frase más interesante que resultó de las declaraciones de Griselda Alegre ayer en la tele oficial fue: “Los números se cuentan cuando se levanta la mano…”
Y resultó cierto, pregúntenle a ella si no… lo que les faltó entender a la doctora y a su jefe es que cuando no están los números entra a tallar la inteligencia, pero eso… es harina de otro costal.
El saco le quedó grande al intendente y ahora deberá sentarse a negociar, algo que no le gusta, algo que jamás aceptó ni necesitó, pero ahora habrá de hacerlo si pretende seguir roban… perdón, gobernando como lo hizo hasta ahora, sin rendirle cuentas a nadie y sin que nadie se las reclame.
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