No nos pisemos la manguera

Otro paso adelante, Peteco finalmente desembarcó con su tropa en el cuartel de bomberos y con él llegan las dudas de siempre, esas dudas que solamente tenemos quienes lo vemos desde un lugar crítico, esas mismas dudas que pareciera no tener la sociedad libreña, que, una y otra vez le confiere cosas sin mirar demasiado que es lo que él va haciendo con esas cosas.

Dicen quienes lo representan o lo defienden que Vischi no pretende meterse en el manejo, y yo digo... Entre bomberos...

No hay una definición de política más exacta para este modesto escriba que “lucha por el poder”. Pero hay lugares comunes en los que no debería existir tal lucha y Bomberos es uno de esos lugares, jamás la política partidaria se había metido en la institución, dicen algunos que la culpa de todo la tiene Espinosa, quien devenido a político vino a romper la tradición que él mismo había ayudado a construir, pero lo cierto es que peronistas y radicales, en igual medida, colocaron en ese terreno, el de la lucha por poder, a una institución que en sus 26 años de vida había logrado mantenerse al margen de las miserias partidarias. Y por eso, suponemos muchos, llegó a ser lo que es.

Hace algunas semanas, cuando se supo que el intendente iba a por la comisión de Bomberos decidí guardar silencio, las opciones eran dos, bien diferentes entre sí, y ambas parecían inconvenientes; por un lado un gestor, un hombre que tiene mucho que ver con la calidad de una de las dos únicas instituciones exitosas de nuestra sociedad; junto con la Casa de la Cultura Bomberos Voluntarios es, desde su inicio, un ejemplo de cómo se debe llevar adelante una institución; y Francisco Espinoza tuvo que ver con eso, fue parte importante de esa comisión durante muchos años. Pero Espinoza tenía un secreto íntimamente guardado, secreto que algunos pocos conocíamos y que él negaba, pero que finalmente se debeló cuando el Ejército publicó las listas secretas el año pasado, Francisco Espinosa fue espía del Destacamento de Inteligencia 123 durante los años duros, “botón”, le decimos en el barrio, y si hay algo que tengo claro es que jamás apoyaría (más que para que vaya a la cárcel) a alguien que se dedicó a “botonear” compañeros en los años duros. Asombra que hoy el peronismo lo acoja en su seno sin mirar su pasado como parte del terrorismo de estado. Sobre todo “este” peronismo.

Por otro lado un hombre del intendente, y no un hombre cualquiera; Luis Martinelli es “el hombre” que Peteco eligió para que le “controle” los números del municipio, es un contador que debería ser sancionado fuertemente si el colegio de contadores sirviera para algo o si la justicia correntina fuera independiente. Martinelli es el nuevo hombre de confianza de Vischi, casualmente, en el pasado, fue también el hombre de confianza de Eduardo “Martillo” Sanabria, y alguien que es de la confianza de Martillo y luego de la de Peteco, seguro que no será merecedor de la de este cronista.

Hasta el presente todo lo que tocó el intendente fue rápidamente contaminado con sus métodos, esta mañana en el municipio ya estaban discutiendo a quien pondrán al frente del cuerpo activo, pues la directiva, dicen en el entorno, es que el jefe de bomberos debe reportar directamente al intendente y algunos no están seguros de que el actual jefe lo vaya a hacer.

Cabe señalar que nunca en 26 años había habido campañas políticas en Bomberos, ni siquiera se habían dado elecciones más que en el más estricto sentido de la palabra, las comisiones se consensuaban, ese es uno de los secretos del crecimiento extraordinario de la institución. Esta fue la primera vez que se vota y Martinelli ganó con la campaña que hizo Espinoza, con quien se dio un caso extraño de suicidio político. Dicen quienes lo tratan que hoy, más allá de su pasado deleznable, es un tipo totalmente distinto al que se fue hace algunos años a Corrientes, se fue siendo un buen dirigente de Bomberos y volvió siendo un político mediocre, soberbio y de muy mal trato, en el medio hubo una inexistente gestión a cargo de la Defensa Civil de la provincia de la que salió en medio de fuertes rumores de corrupción.

Todo indicaba que iba a volver a ser presidente, en un principio apareció en escena presentando una lista que no reunía los requisitos básicos para participar de la elección, cuando se cayó ésta impugnó la contraria e intentó armar una de consenso que hubiera prosperado si Peteco no metía la cola. Igualmente cuando el intendente presentó su lista todo indicaba que los socios, consientes de lo bien que trabaja la institución desde hace más de cinco lustros, se hubiera volcado masivamente a votarlo, pero hubo un quiebre cuando la conducción actual notó que lo que se venía era una pelea entre peronistas y radicales, entonces varios de ellos, incluyendo al presidente y el vice, se negaron a integrar alguna de las listas y Espinosa no tuvo mejor idea que salir a ensuciar a esa gente.

Votaron muchos socios, alrededor del 50 % de un padrón de más de 600 habilitados se acercó a votar, Martinelli ganó por apenas 32 votos, de lo cual se desprende que Espinosa se suicidó basando su campaña en mentiras sobre la comisión existente, una comisión impecable que estaba repleta de gente que trabajó con él durante muchos años, gente a la que él conoce y debería haber respetado pues, a diferencia suya, son casi todas personas decentes que no tienen pasados oscuros escondidos en el ropero.

Lo cierto es que, por lo que sea, la sociedad libreña le sigue dando poder al intendente. Para analizar lo que viene hay que observar el camino que elija Vischi, si realmente, como se comenta, las decisiones van a pasar por su despacho Bomberos está frito, si en cambio permite que la comisión trabaje tranquila y las personas que conocen la institución, como Gavarone, Bariffo, Palma y otros, conduzcan como lo saben hacer, en este caso Bomberos será una de las pocas instituciones que sobrevivirá a Peteco. Pero queda un interrogante que tiene que ver con las dudas que planteaba al principio… si el intendente no pretende inmiscuirse en el manejo institucional de Bomberos… ¿para que se metió?