La semana pasada se aprobó en el Concejo Deliberante un proyecto de Declaración con el objeto de adherirse al proyecto de Ley de Cupo Generacional presentado en
Al crearse, por Ley, la obligación de cubrir, por lo menos, un tercio de los lugares en las listas con mujeres, algunos nos preguntábamos: ¿A la política le hacen falta mujeres o le hacen falta hombres y mujeres capaces y decentes que estén formados políticamente?
Los años, al menos de acuerdo a la mirada de este columnista, nos dieron la razón, tenemos, la misma cantidad de mujeres capaces que antes, con el agregado de que ahora también tenemos mujeres incapaces en la política, es decir, al ya clásico relleno de listas con “amigos”, sin importar demasiado si estos estaban o no capacitados para ejercer cargos, se agregó la categoría de “amigas”, para lo único que sirvió
Un disparate total!
Tenemos en Argentina la prueba cabal de que esta Ley es solo una tilinguería demagógica y populista, ejerce por estos días la primera magistratura política una mujer, Cristina Fernández no llegó a la política valiéndose de cupo alguno, lo hizo por propia capacidad y genuina vocación, sin favores ni privilegios, sin cupos limitativos, exacerbantes y discriminatorios y la lista de mujeres que accedieron a lugares de privilegio, no por ser mujeres y sí por merecerlo es inagotable, Elisa Carrió; Margarita Stolbizer; Patricia Bullrich; Graciela Ocaña; Villma Rpoll; Graciela Fernández Meijide; Patricia Vacca Narvaja; Patricia Wallsh y Graciela Caamaño son solo algunos ejemplos… todas ellas accedieron a sus primeros cargos antes de que Ley alguna garantizara cupos o paparruchos similares y sin ostentación de apellidos, ni de solteras ni de casadas.
Mal que les pese a las chauvinistas del feminismo y a aquellos que pretendieron granjearse su simpatía electoral votando este mamarracho, la política no es discriminatoria en sí misma, la capacidad y la formación, a la larga terminan dando frutos, para hombres y mujeres.
Está claro que los alcahuetes y acomodados existen y existirán, tan claro como lo está el hecho de que estos son, en amplia mayoría, hombres y es por eso que las listas se llenan de hombres incapaces de esta calaña, pero la evidencia es la evidencia y la historia no muestra mujeres preparadas que hayan quedado en el camino por haber perdido sus lugares a manos de hombres incapaces. Eso no ocurre ni ocurrirá. Lo que sí ocurre, gracias a
No logró, la mentada Ley, garantizar igualdad de condiciones políticas más que a las “amantes de”, “hijas de”, “hermanas de” y “esposas de” nuestros grandes prohombres de la política y hasta desde esta óptica
Nada indica, al menos desde la razón y el análisis, que este nuevo intento por sectorizar listas recorra el camino inverso del ejemplo anterior, más allá del hecho de que habían quedado rezagados en la grilla de “privilegios familiares” antes mencionados, los “hijos de” y “nietos de”, por lo que con este nuevo cupo, las familias quedarán en absoluta paz y armonía.
Podríamos llenar varias listas, con nombres infinitamente más rutilantes que la anterior, de gente que accedió a su primer cargo público (en el primer nivel político) antes de esos 40 años que reclaman quienes pretenden imponer este discriminatorio proyecto, de hecho, no creo que haya muchos políticos importantes que no hayan ganado una elección antes de esa edad, salvo, claro está en Sudamérica, donde los reiterados golpes de estado dejaban las urnas a buen resguardo durante largos períodos, haciendo que los candidatos cumplieran años sin tener la chance de medirse en contiendas electorales.
En todo el planeta sobran los ejemplos de que no se necesitan cupos generacionales para que la gente joven acceda a bancas o a cargos ejecutivos, por citar solamente algunos que serán fácilmente chequeados en Internet:
El Presidente de Salvador, Elías Saca accedió a ese cargo a los 39 años; Alan García tenía 36 cuando llegó a ser presidente del Perú; Miguel Miramón contaba tan solo con 27 años cuando accedió a la presidencia de México; Fernando Collor de Melo fue electo alcalde de Maceió a los 30, diputado a los 32 y presidente a los 41 años; el ex Presidente Uruguayo Jorge Batlle fue electo diputado a los 31 años; Johnn Kennedy fue senador a los 35 y presidente de Estados Unidos a los 42 y su hermano Bob fue fiscal general de los Estados Unidos a los 36 y senador a los 39; Bill Clinton fue electo gobernador de Arkansas con solo 32 años; Toni Blair accedió a un escaño en
Queda claro que ninguno de los ejemplos mencionados necesitó de prerrogativa especial alguna para llegar a los cargos que ejercieron, todos ellos llegaron por capacidad, formación y talento político. Incluso esta columna se da el lujo de excluir a hijos y entenados.
En el ámbito nacional, más allá de las interrupciones dictatoriales también sobran los ejemplos y por el motivo mencionado tienen un plusvalor especial: Alfredo Palacios y Adolfo Rodríguez Saa fueron electos diputado con solo 26 años; Leandro Alem a los 30; Carlos Menem a los 32, Fredy Storani a los 33; Raúl Alfonsín, Ricardo Balbín, José Manuel De
Estaría de más armar una lista de políticos provinciales y locales, que podría ser tan extensa como las anteriores, pero esto no parece necesario, a la luz de que todos conocemos a aquellos que nos gobernaron y lo hacen y a quienes nos legislaron y nos legislan, nuestro intendente es una muestra cabal de lo que pretendemos mostrar, así como también lo son el gobernador, su primo y casi todos los que actúan en la política correntina y libreña, a pesar de las dictaduras mencionadas y las intervenciones provinciales y municipales que fortifican todavía más el ánimo de esta nota.
¿Hasta donde se estirará esta búsqueda incierta de los políticos modernos por mostrarse amplios y originales?
Es bueno que haya abogados en la política, saben de leyes, y también contadores y economistas porque saben de números, y médicos y asistentes sociales porque conocen el estado de la salud pública; y por que no periodistas que dedicaron su vida a estudiar la historia y la política, y amas de casa que conocen las necesidades de la gente; y comerciantes que son los que mejor manejan el día a día de las familias argentinas… ¿Iremos a por un cupo para cada uno de los sectores mencionados?.
La política argentina, (en especial la local), está requiriendo, no jóvenes o mujeres, sino personas capaces y con vocación política que puedan llevar adelante gestiones exitosas, en caso de que esas personas sean jóvenes y con igualdad de género va a ser mejor para todos, pero no debe ser la juventud o el sexo requerimientos excluyentes a la hora de armar las listas, lo que es necesario y urgente es que se empiece a aplicar, en los partidos políticos, una muy fina selección vocacional e intelectual a la hora de hacerlo.
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